Yo, en el eje del mundo

He estado en el eje del mundo por más años de los que recuerdo. A veces pienso que he vivido más lustros que los que mi cuerpo aparenta, aquí en el rincón más aislado del mundo. Me he llamado a mí mismo ermitaño. Un bicho solitario que se concentra en estudiar y se aleja de los demás.

Curiosamente, es aquí donde hay un enorme acantilado en el que me paro a observar el mar y pensar, que debería tan solo terminar con esto de una vez. El mundo ha ocasionado que odie todo lo referente a él. Y que tras esperar buena parte de mi vida en que alguien me salve, simplemente me he quedado solo, nadie me dará la mano para salir de aquí, el borde del mundo.

Al final solo queda esperar el infierno que viene con resignación. En el fondo quisiera que todos los que me hicieron daño alguna vez pereciesen y dejen de perturbar mi mente cuando duermo. Quisiera que alguien venga a rescatarme de este borde aislado, en el que no hay día en que no piense en suicidarme.

Aunque principalmente quisiera que todo acabase, que todo lo que me atormenta del solo hecho de existir terminase. Que nada ni nadie me moleste más, y que pueda volar lejos del sistema solar ya de una vez y para siempre. Alejarme por y para siempre, lejos de aquí.

Es probable que el día en que decida saltar llegue pronto, no hay nada que me interese en este mundo en general. Mi único deseo fue destruido, y la única que podía salvarme se fue al otro extremo del mundo con alguien más. He de estar solo eternamente, y me suicidaré para cerrar el círculo. El círculo de esta vida de infortunio que Dios me puso como castigo perpetuo.

Oh, Dios, ¿por qué me haces esto? Solo quiero estar muerto, solo quiero dejar de escuchar las voces de todos aquellos que me odian en mi cabeza.

Oh, Dios, ¿por qué mi destino es estar aquí? Cuando solo quiero estar muerto, cuando quiero irme lejos del universo.

Al final, Dios nunca me escuchará. Y en el eje del mundo solo paso otro día más.

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Escrito por Reiki Arakawa