Tiempos en singular

Todo empezó en 2013, yo un adicto al anime y al manga empecé a darme cuenta de que estaba inevitablemente perdiendo el tiempo. Pero no fue hasta 2016 que empezaba a evolucionar en lo que me termine convirtiendo.

Hubo una chica, una chica de rasgos asiáticos, ella empezó todo el pandemonio. Su accionar me hizo aún más retraído, y odié con todo mi ser a cada ser vivo de este mundo.

No volví a enamorarme seriamente como lo viví con esa chica, y de allí me empecé a retraer el multiverso al mundo conciso. A una línea temporal única y concreta.

Fue allí cuando logre ver el futuro, el accionar de la gente a mi alrededor. Todo esto en el monocromo pincel del desengaño hizo en mí lo que soy ahora.

Veía el futuro de la gente, que pasaría si digo esto, que dirá a continuación, cuando posiblemente caiga enfermo, entre otras cosas, solo por mencionar las más suaves.

Mi madre era un consuelo para mí en todo momento durante mi mutación, siempre me apoyaba, no importa qué, no importa como. Es por eso que, en cierta forma, todo, absolutamente todo mi éxito, se lo debo y dedico a ella.

Ella entra en la historia por mostrarme lo bello de la humanidad, la inocencia y el amor de madre. Llevándose cada vez peor con mi padre, y yo a la par, entiendo que nunca me llevaré bien con ese tipo. Y entre todas las líneas temporales que durante varios lustros me aventuraba a ver, no hay ninguno en el cual no desee la muerte de mi progenitor.

La vida es injusta de varias maneras, entre todo lo que pasa en este mundo, recibí el don divino de ver el futuro a corto y mediano plazo. Y es así como en vez de ser un bien, o algo que le saque provecho, simplemente me llena de resignación tener la misma actitud que el padre putativo de Superman en el hombre de acero. No uses tus poderes para la humanidad, no te traerá nada bueno.

Esta historia todavía no tiene un final, pero intuyo que uno de sus cierres de capítulo será a mí en primera persona escupiendo en la tumba de mi padre.