Talón de Fénix
Ya no reconozco a mi yo de hace 5 años.
DIARIO
Quiero hacer una pregunta algo general. ¿De verdad existe la justicia? En este mundo todo tiene dos finales, o es aplastado por el mismo destino, la gente, la humanidad o la tierra; o simplemente es parte de la gente que aplasta a los demás.
Hubo un tiempo en que no considere que era digno de algo bueno en mi futuro. Más por mera marca del diablo escrita en mi frente, que por mero esfuerzo que hacía por salir de ese hoyo. Me sentía maldito. No había día en que no pensara que la realidad atentaría contra mi integridad mental o física.
Y no ha dejado de ser verdad este último detalle, puesto que aún sigo atrayendo el infortunio. Aun así, debo decir que algo ha cambiado. Yo.
Pese a caerme a agujeros de construcción, o simplemente ser ignorado por el algoritmo de la vida. El propio destino ha dado la vuelta en mi favor, y no es más que porque ahora decidí hacerle frente. No más sumisión, no más dolor, he aquí la bandera de la revolución.
Hace más de medio año que deje los antidepresivos, mejore mi forma física, estudio más seguido. Todo es mejor, soy mejor, soy más fuerte. La realidad tiende a dictar la frase que está en el primer párrafo, existen los que son aplastados por la realidad, por el propio algoritmo de la vida. Y existen los que aplastan.
Sea como sea, no puedo dar más detalles de mi postura actual, es decir, en el bando en el que estoy. Pero para que os hagáis una idea, no soy ninguno de los dos.
En general, la humanidad es un conjunto de personas que le gusta estar en uno de esos dos bandos, y yo he encontrado la manera de no estar en ninguno. La realidad es un infierno, nadie es eterno y todos quieren algo en este mundo. Todos buscan su propio pedazo de pastel en esta fiesta.
Pese a esto, quisiera llegar más lejos, trascender más del bando que comento en este texto. Quiero llegar más allá de lo que una vez se consideró existir.
He lanzado un fénix a mis contrincantes, este regresará y me hará más fuerte. Saltaré más alto, me moveré más rápido, y pelearé aún más intensamente contra esta jaula que se llama mortalidad.
He aquí el escritor suicida que no puede morir.

