Raiko contra el dragón de trueno

Se vio en el lago aquella noche de luna roja...

CUENTOS

Reiki Arakawa

10/21/20242 min read

Fui criada en una aldea de espadachines. Desde pequeña me vi sesgada a trabajo del hogar. Todos los días los hombres cumplían sus 8 horas de entrenamiento diarias. Yo meramente los observaba.

Cuando caía el velo escarlata, entrenaba a la luz del claro astro esperando imitar a mis hermanos. El maestro mayor vio como partí una montaña a la edad de 17, y fue entonces que me empezó a entrenar por las noches. La rutina era dura, pero fue confortante saber que alguien reconocía mi talento.

Cuando cumplí 25 ya se me empezaban a notar los músculos. Había sido descartada a esposar al sargento mayor por entrar bastante en lo masculino. Yo solo amaba la espada, fue entonces que cuando vi la vida que había descartado desaparecer, que el dragón del trueno ataco.

Llego con una tormenta de fuego y rayos. Arrasó con la aldea en pocos instantes. Los soldados mayores y sargentos de medio a grado maestro fueron al combate. Nadie regreso. Vi mi pueblo hecho cenizas en un instante, y allí estaba, empuñando la espada de mi maestro frente aquella bestia. No había esperanza.

El monstruo me miro detenidamente, estaba paralizada por el miedo. El ser empezó a respirar profundamente y escupió un trueno que me perforo la mitad de mi estómago.

No quiero recordar nada después de eso. Aun así, las pesadillas vienen cada noche. Sueño con ese día, mi paso al otro lado, y mi no honorable deceso. Pienso en ello y me levanto, y simplemente, sigo entrenando.

Fue cuando oí que aquella monstruosidad yacía en un rincón lejano del mundo, más allá de lo que una espadachín ermitaña como yo, pudiera alcanzar.

Prepare una maleta sencilla, cogí mi armadura, y partí en su caza.

No quiero recordar nada después de eso. La bestia yacía allí descansando bajo el lago de ese país lejano. Solo me miraba como lo hacía yo hacia ella. La vi levantar sus alas y volar por lo alto del infierno. Era yo.

Cuanto había sacrificado por aquel momento en que nosotros, la aldea de espadachines de trueno, eligiera a su sucesor para el avatar del dragón. Había traicionado a los míos y adquirido el poder por mi cuenta. Los había extinguido y ahora era así como estaban las cosas. Viviría eternamente en pesadillas y dolor. Pero en el fondo lo sentía. “Quizá esto es lo que debería ser. Quizá esto es lo que tengo que hacer.”

Ahora vivo en una montaña lejana, esperando, esperando que el avatar del dragón, despierte una vez más.

Escrito por Reiki Arakawa