Mi versión de arte I

Fue en 2015, un año bastante turbulento en mi vida, que decidí estudiar diseño gráfico. Había visto el anime Shirobako, y simplemente me enamoré de la idea de ser un animador mal pagado.

No se que mierda pasaba por mi cabeza, solo que estaba con las mismas pastillas que hoy, y no podía hacer mucho por remediar mi reverenda ceguera en ese momento.

Sencillamente, es una etapa la cual sepulte lo que más odiaba, y me quede con lo que me interesa: Mis cuadros.

Quizá no sea tan obvio, pero los empleados del área de tecnología (al menos los mejores y saben valer su trabajo) tienen tiempo el cual pueden invertir en sus hobbies. Tengo varios: la lectura, la programación libre, los videojuegos y la pintura.

Pienso que es curioso cómo construir un cuadro de Lémures (el escenario de Final Fantasy) pero lo hice, y parece una obra semiprofesional. Luego de eso pasé por muchas cosas, más o menos a los meses deje la escuela de diseño y mi academia de pintura por la labor mecánica de computación (al menos eso pensaba en ese momento).

Los motivos son cosa del pasado, aunque no descarto mencionarlos en algún momento. Simplemente, diré que este mundo es un lugar horrible para la gente que sufre trastornos psiquiátricos. Eso...

Bueno, el tiempo me dio la razón, y ahora, si bien estoy de lleno en computación, le dedico tiempo a mis hobbies.

Mi meta es terminar el cuadro en marzo, y darle algo a mi madre que pueda presumir, al menos eso me ayudaría a darle algo de alegría a su ya estresante vida.

Aún faltan muchas cosas, pero ya está el bosquejo, ahora solo queda pintar. Y tomar café, leer, y respirar.