Lluvia de verano I

Despierto todas las mañanas pensando en si puedo dormir un poco más, las obligaciones diarias me quitan de mi letargo. Mis padres están en otro lado, tengo un hermano que presenta más madurez que yo en algunos escenarios. Mi vida sigue una vez más.

Cuando era niño creía que me enfrentaría con una espada psíquica a algo tan fuerte como un dios, que salvaría al mundo, y que la vida podría estar en paz al fin. Supongo que el destino me dio la opción de enfrentarme a algo así en la realidad. Pero nada más alejado de lo que el tiempo me enseñó a querer. Paz y tranquilidad.

Mis padres fueron en general una versión estándar de las figuras paternales. Viendo las cosas desde mi perspectiva, siento el peso de la responsabilidad de tener que cuidarlos para que no la defequen tanto de ahora en adelante, tanto en lo personal, como en lo familiar.

No tuve muchos amigos, pero de los pocos que me quedaron con los años aprendí a apreciar los pequeños momentos, esos que vienen con mensaje subliminal de las historias de Inio Asano. Desgraciadamente esos momentos son escasos. Y siendo bastante sincero, la soledad sienta bien, pero preferiría que no fuera eterna.

Mi vida fue una mierda, supongo. Pero yo decidí que fuera así, nada más que un adolescente pajero que vive de los antidepresivos. Supongo que me lo busque.

El mundo es curioso. Ahora llueve, en verano... Y creo que el mundo va a acabar.

Hay monstruos desatados en esta ciudad