La última segunda marcha del año

Ya no queda nada porque luchar, solo quedan tres meses más en este año. No tendré vacaciones después de la tormenta. No tendré descanso del averno que me espera.

Han pasado más de 10 años desde la chica del huracán, más de 5 desde lo de la chica del kimono y la katana, más de 3 desde lo de la chica amante del algodón de azúcar. Ahora, en este momento, no sé porque sigo luchando.

Quizá por venganza, quizá por amor, quizá por odio. En realidad no lo sé. Llegue a un punto muerto. A un DEAD END que termina como muchos años de la misma manera. En el ciclo entre mi cumpleaños y Navidad. De un infierno a otro.

No tengo motivos para seguir, pero aquí estoy. En el infierno de lo que toca el “ahora” y el ahora. Soñar con el mañana, y llorar por el ayer. No tengo motivo para avanzar ni un centímetro más.

Me han cortado las venas hasta los tendones. No puedo moverme, estoy destruido. Ya no puedo más.

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Hice una promesa a mi yo de hace 20 años: “Seré alguien que valga la pena matar”. Pero entre una cosa y la otra, ya creo haber cumplido todas las promesas pendientes. No me queda nada porque luchar.

Recuerdo haberle prometido a la chica del huracán aquella tarde en mi casa: “Seré alguien que gane mucho dinero para que podamos vivir felices para siempre”. Qué asco me da el yo de ese entonces.

Entre una cosa y la otra, las pesadillas se tornaron solo de lo que no pude romper en la época escolar, en vez de lo que rompí. La chica del huracán es una mera observadora en cada noche en la que los avernos visitan mi almohada. Tras despertar, no queda más que un mero deseo de levantarme y avanzar.

Y es lo que estoy tratando de recordar. Quiero avanzar un poco más. Quiero llegar más lejos una vez más.

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Que más toca por explorar en este mundo más que la muerte. Tengo que morir una vez más, aún no he roto todos mis límites. Queda poco antes de terminar esta etapa, este mundo de porquería llamado maestría.

Toca avanzar, cuando todos mis huesos están rotos, cuando todo mi cuerpo está desgastado, cuando me he desangrado por cosas que no entiendo y luchado por mujeres que solo me lastimaron. Toca avanzar una vez más.

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Bliss el humano avanzo en su travesía hacia la tierra del demonio de la protección, el camino abarca tres etapas: La convergencia, el monte de meditación, y el infierno. Solo queda empacar y empezar el viaje. Bliss parte mañana.

Este mundo se incendia una vez más.

Escrito por Reiki Arakawa.