El rostro del infierno
Algunas memorias y reflexiones
DIARIO
En 2018 tuve mi peor desilusión amorosa de mi vida. Pase los siguientes pensando en la muerte y sin misión aparente, fue entonces cuando sucedió, lo del fuerte dolor abdominal.
Me operaron de apendicitis aguda gangrenada poco después de iniciar el año 2019, estaba internado en la sala común del hospital por más o menos 5 días. Cada día fallecía una persona diferente, por la noche gritaba gente, las enfermeras no iban en su socorro.
Madure más de lo esperado, pero esa casuística no era ni por asomo ni una pequeña parte de lo que el destino tenía preparado para mí en cuestión de infortunio. La chica que me destrozo terminaría trabajando conmigo poco después cuando se retomaron las clases, tenía que verle el rostro 5 días a la semana, por 4 meses.
Termine resignándome en cuestiones de suerte, y un semestre y vacaciones después, empezó la pandemia, El resto de la historia ya más o menos tienen intuición de lo ocurrido, puesto que está narrado en varios posts de este blog. Dormía alrededor una hora por día en las peores semanas, codeaba el resto, enloquecí ene veces y ene veces más tomaba café. Decidí que si tenía que morir, sería en mis términos, dándolo todo por ser alguien en vez de nada, por ser un punto y aparte en vez de una coma.
Incontables veces veía el amanecer a través de mi ventana, empecé a amar el código y cada vez que mi cuerpo iba a dormir, la cafeína hacía que mi corazón latiera con fuerza, y que si es que podía conciliar el sueño con esto encima era meramente para tener pesadillas.
Entendí lo que darlo todo por tus sueños significaba, lo que ser un estudiante de Ciencia de la Computación implicaba, lo que un campeón de la humanidad tenía como requisito. Fue allí que mi enfermizo cuerpo conoció el límite, y finalmente decidí ya acabado todo, y trabajo de ECORP presente ya en ese entonces, dormir placidamente en mi último día como un ser que ya no era el estudiante procrastinador de antaño, era un ser astral, un ser que veía el infierno a la cara y le sonreía diciendo que no me importaba morir por mi mano, si eso involucraba llegar al límite humano.
Llegue a romper todo en mí, y ya más de dos años de eso finalmente me estoy recuperando. Hace poco en la última semana me amanecí dos veces más por mero deporte que por otra cosa, allí que entendí que no era el mismo adolescente y que mis años dorados habían terminado. Pero como diría Zack: "Lo que importa es el espíritu hombre, el espíritu". Ya no tengo la mirada cansada, mis fantasmas aún me visitan a menudo, pero pienso más en ellos como un mero desliz en mi vida como humano común. La vida es más grande que tus errores, es que haces para remediarlos.
Y todos los que llegamos hasta aquí, pensamos que perdimos a varios de los nuestros en los últimos años. Que un mundo erróneo y poco preparado para que un gigante alado llamado COVID creado quizá por un extraño ser oscuro sea capaz de poner al mundo de rodillas. La humanidad conoció el fin, pero también aprendió a levantarse.
He quemado todo lo que tuve que quemar, pero aún no es suficiente, creo pues, que puedo llegar a las seis horas nuevamente, seis horas de sueño suenan tan lejanas, pero posibles. El mundo me dará la razón o me castigará por la avaricia que eso implica. Pese a todo, es un nuevo comienzo.
El año acaba de amanecer y lo miro de reojo por mi ventana.

