Autosugestión del egoísta

En el horizonte solo hay cenizas

DIARIOSUEÑOS Y PESADILLAS

Reiki Arakawa

3/2/20252 min read

Es quizá porque los domingos tengo menos motivación que otros días. Quizá por la desidia de estar vivo. O tan solo porque el efecto de los antidepresivos está pasando y que quizá deba tomar dos pastillas a la semana pese a que me destroce el estómago.

Aún no sé qué paso con esa motivación de querer destruir el mundo de inicios de semana. Evolucionar, vengarme, ganar. Todo parece lejano una vez que tu cuerpo levanta bandera roja indicando que las aguas están turbulentas. Todo lleva a que seré devorado por el mar, en un mundo el cual lo primero que quiere es verme muerto.

Recuerdo pensar que podía ser el más fuerte si me organizaba bien, y allí cuando mi maestro me dijo que tenía que entrenar 40 horas a la semana para serlo, y a duras penas puedo darme abasto para unas 8.

Aunque no todo está perdido, puesto que dado que con el tiempo me fui conociendo mejor. Empecé a dedicar 8-8-8-8-8 a varias tareas para poder no enloquecer por la presencia de la procrastinación.

Organice un horario con ChatGPT, el cual lo hace muy mal, lo exporte a un CSV, lo retoque, y lo adapte a Calendar para poder empezar por allí. Y aquí estoy. Una vez más. A las orillas de este mar turbulento a punto de avanzar nadando a un destino incierto.

Mi cuerpo se quebró ene veces ya. He perdido la cuenta de todas las desgracias físicas que voy desde el año pasado. Pero aquí estoy. Avanzando. Camino. Paso. Paso. Paso. Corro. Avanzo.

En momentos como este solo creo que lo último que siento es miedo, más resignación sería lo más adecuado. Avanzo. Paso. Paso. Paso.

De aquí a lo que queda de mundo por nadar es demasiado para darme abasto entre lo que ya tengo en mi cabeza, el mar se desvanece y estoy frente a un enorme cañón en el que el suicidio es equiparable a lo que hice anteriormente.

Y despierto.

Reflexiono, mi cuerpo no da más, y aun así me levanto, voy a comprar la semana y me resigno a la vida de la desidia. Un día más en desidia no cambiará nada, pienso. Muero. Revivo.

Aun entre todo, creo que avanzar sería lo último que tocaría de ahora para un cuerpo tan destrozado como el mío. Y pese a esto me dirijo al escritorio, saco la Fluxo, saco una pastilla, la ingiero con café, que también lastima mi estómago, y me siento. Las luces se empiezan a acumular. Escribo. Y avanzo.

Otra vez, una vez más.

Escrito por Reiki Arakawa