Aquel oscuro cielo, aquel oscuro amanecer
Donde el fin inicia, y el tiempo culpa.
DIARIOSUEÑOS Y PESADILLAS
He vivido lo suficiente para entender que sin inmortalidad no tiene sentido existir. Cada día se repite una y otra vez. Al inicio por las mañanas, simplemente despertar es un pesar para ya mi enfermo cuerpo, sufro bastante con solo el hecho de levantarme y demostrar el punto que me dará lo que más ansió.
No morir es una parodia a la realidad, la gente se ha resignado a morir, no hay nada por lo cual luchar. Luego de romper un poco el esquema, por ejemplo, sigo con mi vida, es decir, en su defecto, trabajar. Me he vuelto un parásito corporativo. La vida sigue, yo no logro nada. No puedo seguir, que alguien me detenga, por favor.
Aun así la muerte visita a todos, ni tú ni yo ni Dios somos eternos, todo termina en muerte. En un mundo de mentiras, simplemente termino de trabajar, sigo adelante, codeo y codeo sin parar. La muerte es algo que me visita constantemente cuando termino de comer.
En un mundo misero y perspicaz, el picaflor voló, voló y se enamoró, fue traicionado, y pudo morir allí. Pero decidió vivir… ¿Con qué objeto? El picaflor no lo sabe, simplemente vuela y vuela, demostrando el punto de estar vivo, de estar muerto a la vez. La tan ansiada eternidad es lo que imagino desde pequeño, tener millones de años, ver este escenario una y otra vez. Para que, simplemente, el picaflor vuele, vuele lejos de aquí.
Un cazador mira al picaflor.
Entonces, cuando mueres mil y una veces, empiezas a tomarte la vida como un chiste. Ya nada importa, solo te gustaría... dejar de sufrir.
El cazador apunta.
El picaflor vuela alegremente hacia el sol, un mundo sin remordimientos y en llamas, una estrella de apariencia eterna. Solo quería el pequeño picaflor, ver este mundo arder.
Suena un disparo.
Yo despierto.
Tengo bastantes cosas que hacer, tengo que entrenar, codear, y morir mil y una veces más antes de llamarme digno de enfrentarme a mi maestro. Veo un picaflor muerto fuera de mi ventana. La vida sigue.
Son las 4 de la mañana. Tuve una pesadilla. Ignoro de que iba.
Aun pese a todo, es el fin del verano, en Japón, invierno, aquí lluvia con sol, allí, nieve y amor.
Pienso en el caos que amerita que siga con vida, quizá, luego de enfrentarme a la nueva pandemia, tenga que enfrentarme a “esa persona”. Aunque en realidad soy bastante débil para pensarlo siquiera. El mundo sigue girando.
Gira y gira, gira y gira y gira y gira y gira una y otra vez.
Empecé a aborrecer la realidad. Codeo sin parar por la mañana sin motivo aparente, luego de pasear a mi perra me doy cuenta, que no soy eterno. Cada año pasa demasiado rápido, y yo sigo siendo temporal.
Es de noche, salgo a comprar café. La tienda está cerrada. Camino un poco más. Mi madre me llama, pide un encargo para Semana Santa. Mi viaje se alarga.
Llego a la cafetería de aquella chica algo callada, pido algo para llevar, ella me devuelve mi separador, puesto que lo dejé allí la vez pasada. Pienso en muchas cosas.
Finalmente, voy a dormir, y las pesadillas regresan. Despierto. Ignoro de que iban.
Todo da vueltas una vez más.
-- Para ET--

